Quinquela Martín trabajaba los reflejos de luz en el agua con la misma fuerza cautivadora que la escena en sí misma contenía. Captaba la escencia de ese embrujo parpadeante, intermitente y contínuo que tienen los destellos sobre la superficie.
Del otro lado del Atlántico y en otro tiempo, J. M. William Turner también observó los puertos, las bahías, los cabos y las embarcaciones, colocando el acento visual en los cielos que reproducía.
Ambos buscaron, a su manera, transmitir cierta atmósfera percibida más allá de lo que veían.
De ellos me acordé durante este anochecer en el Cabo.